El Día de San Valentín es una verdadera excusa para celebrar el amor. Más allá de los presentes habituales, como bombones, flores, perfumes, cenas románticas… ¿por qué no aprovechar la oportunidad para planificar juntos un viaje romántico?
Si no se te ocurre dónde podés ir, te presentamos distintas opciones ideales para disfrutar en pareja.
La ciudad Maravillosa, es un destino disfrutable todo el año. Su relativa cercanía con nuestro país en conjunto con la variedad de opciones de actividades a realizar en él, lo convierten en un destino ideal para un viaje express.
A los enamorados les recomendamos no perderse los siguientes atractivos:
Un paseo en bote por la Laguna Rodrigo de Freitas o por los jardines del Museo de Arte Moderno (MAM).
Vivir por unas horas la experiencia francesa que ofrece Praça París con su parque, lago y estatuas inspiradas en el Palacio de Versalles.
Un viaje en teleférico desde el Pan de Azúcar, para sentirse en las nubes.
Y por supuesto, una foto en pareja en el Cristo Redentor, para recordar la experiencia compartida, toda la vida.
Para salidas nocturnas, nada mejor que visitar las calles Pedra do Sal, Rua do Ouvidor y Arcos da Lapa, ya que sus restaurantes, bares y propuestas musicales brindan un clima realmente acogedor.
Dato: ¿Sabías que en Brasil el día de los enamorados es el 12 de Junio? Es así porque ser vísperas de la celebración en homenaje al fraile portugués San Antonio de Padua, famoso por su historial casamentero. Y por eso, toda la ciudad se prepara para el amor.
Desde hace años, Punta Cana es uno de los destinos preferidos por los mieleros. El paisaje conformado por la amplia extensión de arenas blancas conjuntamente con el azul verdoso del mar dan como resultado un entorno ideal para relajarse y disfrutar del paraíso. Por ser un destino tan elegido por las parejas luego de concretar su unión, existe una infinidad de hoteles preparados para el disfrute de a dos.
Si piensan en conocer, o volver a compartir en común, una auténtica playa caribeña, esta es una buena oportunidad para hacerlo.
París es la ciudad del amor. La Torre Eiffel, símbolo de Francia, recibe al año más de 7 millones de turistas. Entre ellos, muchas parejas que suben hasta el mirador para disfrutar de la urbe y darse un beso entre las nubes.
La ciudad luz, no decepciona. Las miles de bombillas que iluminan la Torre, sus calles y bares la convierten en un escenario romántico y esplendoroso.
Claro que el viaje hasta el Viejo Continente amerita el paso por otros puntos geográficos. Nosotros recomendamos unir este destino a una visita por Londres y Ámsterdam.
La distinción inglesa de los palacios reales junto a imperdibles atractivos medievales se conjuga a la perfección con la riqueza visual y cultural que ofrecen los Países Bajos.
Unión, cultura, disfrute y distinción están asegurados en esta opción para dos.
¿Disfrutaron ya de la experiencia de compartir un viaje en crucero? ¡Esta es la oportunidad! Y qué mejor que recorriendo el Mediterráneo.
Mirá aquí una propuesta muy tentadora para disfrutar junto a un gran amor: Crucero por el Mediterráneo
(¡Además con una financiación muy especial!)
New York es una de las ciudades más poblada del mundo, con atractivos para todo público. Definitivamente, el Central Park es un espacio que enamora: lagos y la posibilidad de recorrerlos en bote, excelente música callejera, un bello carrusel, carrozas y hasta una pista para patinar sobre hielo rodeados de naturaleza en plena urbe cosmopolita.
La galería de los besos, entre las vías 39 y 42 de la Estación de trenes Gran Central es un ícono de bienvenida a los enamorados. Así como las puestas de sol sobre el río Hudson que es posible disfrutar en High Line también impregnan romanticismo.
Y para los cinéfilos, resulta imperdible un paso por el Rockefeller Center, y así rememorar grandes parejas de emblemáticas películas que celebran el amor.
¿Vos qué destino soñas compartir?
Naturaleza, cultura y lujo.
El mar Mediterráneo toma su nombre por el hecho de ser un mar intercontinental, rodeado de Europa, Asia y África. Por su ubicación, ha sido, y sigue siendo, fundamental en la construcción histórica cultural, política y económica de los habitantes próximos a él, de los 20 países cuyas costas refresca con sus aguas.
Con su bellísimo color azul intenso, alberga a más de 10.000 especies acuáticas, entre distintos tipos visibles de delfines, ballenas, focas, tortugas, peces y mariscos. Esta variedad se ve favorecida por el hecho de ser más cálido y salado que el océano Atlántico.
A lo natural, con numerosas y bellas islas, se le suma el paisaje de las ciudades de diversas culturas.
El clima, principalmente en verano es muy agradable, seco y calmo. Por eso, su recorrido a bordo de un crucero es altamente recomendable. Para este paseo, se destacan, como puntos principales de interés a visitar, las ciudades de: Barcelona (con uno de los puertos más importantes del Mediterráneo y su combinación moderna e histórica); Nápoles y la antigua Pompeya (coloridas y multitudinarias), con la imponencia del volcán Vesubio y la cercanía a la isla de Capri, la preferida de las celebridades; el puerto de Roma, que nació en el siglo II; Florencia y Pisa, en la región de la Toscana con su esplendor renacentista; la delicada Niza, en Francia, considerada la joya de la Costa Azul y núcleo de la distinguida Riviera Francesa; culminando por otra ciudad francesa, Sete.
Descubrí estas maravillas mediante el paseo que te ofrecemos saliendo desde Córdoba! Mirá el detalle: Las maravillas del Mediterráneo
Noelia Sánchez, fundadora de NoeSan Viajes, cuenta en primera persona qué significa ser un asesor de viajes.
Mi pasión es fruto de una familia viajera. Desde muy pequeña tuve la fortuna de recorrer todo cuanto estuvo al alcance de mis padres, siempre acompañada por el entretenido equipo que formábamos con mis tres hermanas. Estar rodeada de tantas personas diversas me permitió observar el poder de autoconocimiento y transformación que cada aventura compartida traía consigo.
Con 20 países conquistados (y muchos más en la mira), entendí que viajar no solo consistía en ver nuevos paisajes y culturas: era también un camino para conocerse más entre seres cercanos y adentrarse más en la exploración de uno mismo.
Mi padre, comprendía perfectamente este sentir, por eso fomentó mis estudios en Turismo y una experiencia sumamente enriquecedora que vivía a los 20 años: el realizar una especialización en inglés de negocios y trabajar durante un mes en una agencia de viajes en New York, ¡la ciudad más cosmopolita del mundo! Así que luego de esta formación completa, ya estuve lista para tener mi propia agencia y ser yo la que guíe a otros a viajar.
Lo que más disfruto, es planificar viajes para familias: ver a padres e hijos, abuelos y nietos distendidos, compartiendo el descubrir y descubrirse. Tal como lo hicieron mis padres con nosotras y lo hacen ahora con sus nietos.
Tengo recuerdos de muchos momentos emotivos que mi profesión me ha regalado, sería interminable relatarlos a todos, ya que son un presente constante, así que mencionaré la experiencia que me vivo por estos días: Ser cómplice y partícipe de un viaje sorpresa muy especial que un señor está preparando como regalo para su esposa con motivo de su cumpleaños. Imaginar su alegría al enterarse, seguramente tan intensa como la que reflejan todos quienes están involucrados en esta organización, me llena de felicidad a mí también. ¡Qué gratificante es esta industria de la que soy parte!
Por eso asumo con mucha responsabilidad el desafío de “darle a la tecla” con lo que el pasajero quiere VIVIR y ENCONTRAR en su itinerario, más allá (y claro, sin olvidar) del presupuesto con el que cuenta. Porque detrás de cada viaje hay algo subjetivo que se busca, muchas veces inconscientemente, hasta que se descubre. Mi objetivo es por esto, superar sus expectativas. Que logren encontrar todo lo que fueron a buscar, junto al descanso, la unión, la diversión, la auto realización, y ese sueño a cumplir.
En casi una década de ejercer la tarea de cumplir esta misión, puedo ver con satisfacción cómo nuestros pasajeros rescatan la responsabilidad y la pasión puesta en lo que hacemos, sintiendo que cada viaje que armamos es como si fuera para nosotros mismos.
Por eso, a cada asesor que se suma a mi equipo lo invito a que primero conozca a las personas, conversando sobre cuáles son sus sueños, para así ayudarlos a cumplirlos. Hay que identificar el perfil del pasajero, con quién viajará, sus edades, lo que desean. No es lo mismo una familia que una pareja. No es igual un grupo de amigas, a un matrimonio mayor. Porque así como existe la diversidad de grupos hay diversidad de destinos y dentro de ellos, de hoteles. El conocimiento y experiencia adquirido por un agente de viajes que “visita” constantemente cada lugar es fundamental y marca la diferencia para asegurar el éxito de lo planificado.
Compartir con otros ese saber, ese desear, ese disfrutar, es una alegría: la alegría de viajar.